Es tu momento Residente

Toma el control de la residencia
y cuida de ti

Sobre mí

Soy Ángel Gávila

Todo comenzó en una guardia de esas que parecen interminables. Eran las 3 de la mañana y el hospital estaba en su peor momento: pacientes urgentes, operaciones que no daban tregua, y yo, un residente de Cirugía General y Digestiva, al borde de un ataque de nervios. De hecho, ese borde se rompió en un baño pequeño del hospital. Allí, en ese lavabo frío, con las luces fluorescentes reventándome la cabeza, me miré al espejo y vi un tipo desconocido. Un tipo pálido, con ojeras hasta los tobillos, que sentía como si estuviera asfixiándose. Y en ese momento, sucedió. El ataque de ansiedad que había estado rondando finalmente me golpeó como una tormenta inesperada.

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Ahí estaba yo, sudando frío, sin poder respirar, mi corazón desbocado como si estuviera corriendo una maratón… y sin poder moverme. Me sentía atrapado en mi propio cuerpo. Estaba destrozado, física y mentalmente. Y no, no era solo el cansancio de esa noche. Llevaba tiempo acumulando el peso de guardias infernales, expectativas imposibles y un ritmo de vida que hubiera tumbado a un caballo. Había ganado 10 kilos en unos meses, el insomnio precoz era mi nuevo compañero de cama, y para rematar, un eccema pruriginoso había decidido instalarse en mi muñeca como recordatorio diario de lo mal que estaba.

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Pero aquí viene la parte importante de la historia: no me quedé en el suelo del baño. No fue fácil, pero empecé a reconstruirme. Decidí que no iba a dejar que la residencia me destruyera. No, al contrario. Iba a salir de ahí siendo mi mejor versión. Y así lo hice. Empecé a cuidar mi salud, a poner límites, a aprender a decir "no" y a gestionar mi tiempo de manera inteligente. Me obligué a hacer deporte, a comer bien y, sobre todo, a priorizar mi bienestar mental. No fue un cambio de la noche a la mañana, pero con cada pequeño paso, empecé a sentirme mejor, más fuerte y más seguro.

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Acabé la residencia como un tío nuevo. Estaba en mi mejor forma física y mental, y con una determinación férrea de ayudar a otros a no pasar por lo que yo pasé. Ese día, en el baño, con la ansiedad devorándome, me hice una promesa: si lograba superar ese infierno, crearía algo para ayudar a los residentes que estuvieran al borde del abismo, y también para aquellos que aún no han llegado tan lejos, para que puedan encontrar su mejor versión sin caer en los mismos errores.

Y ese "algo" es este Máster Súper Residente. Es mi promesa personal convertida en un curso. Porque sé lo duro que es estar ahí, y sé que, con las herramientas adecuadas, puedes no solo sobrevivir, sino salir del otro lado siendo el mejor médico y la mejor persona que puedas ser. Así que, bienvenido. Esta es tu oportunidad de hacerlo mejor, de cuidarte, de no cometer los mismos errores que yo y de terminar tu residencia siendo un Súper Residente.