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Dimite de Director General del Universo: Cómo Dejar de Intentar Cambiar el Mundo y Empezar a Cuidarte a Ti Mismo

Imagina esto: estás en medio de una guardia infernal. El busca no para de sonar, los pacientes se acumulan en urgencias, y en algún momento del día (o noche, quién sabe) empiezas a sentir que tienes que solucionarlo todo tú, porque tu adjunto no da un palo al gua, el enfermero de triaje es un colador, el hospital está mal gestionado y los quirófanos son ineficientes. ¡Ey stop! De verdad, para. Respira. Te diré una frase que me digo cuando empiezo en este bucle de pensamientos externos: Tú NO eres el director general del Universo médico. Dimite de ese puesto. Ufffff ¿sientes el alivio? En serio, lo agradecerás. Hay cosas que dependen de ti y otras que no, y encontrar la diferencia es de guapos.

¡Primero tú! Pon tu mascarilla de oxígeno antes de salvar al resto

¿Recuerdas lo que te dicen en los aviones? "En caso de emergencia, póngase la mascarilla de oxígeno primero antes de ayudar a otros." Eso es la vida en la residencia. Si no te cuidas, si no te pones tu mascarilla mental y emocional primero, te vas a quedar sin aire. Y lo peor: no podrás ayudar a nadie. Terminarás en la UCI del burnout emocional.


El problema es que los Residentes solemos tener la cabeza tan llena de protocolos, pacientes y tareas que nos olvidamos de nosotros mismos. Creemos que podemos cambiarlo todo ahí fuera, cuando en realidad lo que más necesitamos es cambiar aquí dentro; tu relación contigo mismo.

El mundo no necesita que lo cambies, te necesita a ti en condiciones

Es tentador, lo sé. Cambiar a tu jefe, a tu compañero de guardia, al radiólogo que no te hace el TAC, al presidente del gobierno (o de la comunidad de vecinos, que también es importante). Pero, aunque te parezca que cambiar al mundo es la solución, la verdad es que lo único que realmente puedes cambiar es a ti mismo. Y cuando lo hagas, todo lo demás empezará a verse diferente. ¿Milagroso, no?


El dinero, la salud, tus relaciones personales, todo se ve afectado por cómo te tratas a ti mismo. Si vives como un zombi de guardia en guardia, descuidándote y esperando que todo fuera cambie para mejor, lamento decirte que estás jugando mal tu partida. Si primero te pones tu mascarilla de oxígeno, todo será más fácil.

Quieres salvar a los demás, vale, pero primero te salvas tú

¿Te acuerdas de ese paciente que querías ayudar pero te caías de sueño? Pues lo mismo pasa en la vida. No puedes dar lo que no tienes. Si no te cuidas, no puedes cuidar a nadie más. Así de sencillo. Todos queremos ser héroes, pero para ser un buen médico (y no un héroe frustrado), primero tienes que asegurarte de que estás bien. Hazlo por ti, por tus pacientes, por la humanidad.

No se trata de ser egoísta, se trata de ser inteligente.


Cuando te cambias a ti, todo cambia sin que hagas nada

Este es el truco: cuando tú cambias, todo cambia. Y ni siquiera tienes que hacer nada. Es como magia. Empiezas a verte mejor, a sentirte mejor, y de repente las cosas empiezan a encajar.

Primero, te aceptas tú mismo tal y como eres (spoiler: sí, con tus errores y con esos días en los que solo quieres largarte del hospital). Te prestas atención, te cuidas. Después, los demás te aceptan… o no, pero te dará igual. Porque habrás entendido lo que realmente importa: primero tú, luego el resto.


Me encanta esta frase: Nada ha cambiado pero como yo he cambiado, todo ha cambiado. Dan ganas de quedarse una hora pensando en ella.


El orden de la vida: tú primero, el resto después

Lo tienes claro: te pones la mascarilla de oxígeno. Cuando te hayas asegurado de que puedes respirar bien, entonces tal vez, solo tal vez, puedes echarle una mano al de al lado. Pero si intentas hacerlo al revés, acabarás sin aire tú y sin poder ayudar a nadie.

Y sí, dimite de ser el director general del Universo. Bastante tienes con convertirte en un Súper Residente, ¿no crees?

 
 
 

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