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El Lado Oscuro de la Residencia en Alergología: Estrés, Ansiolíticos y Cómo Cuidarte

¡Vaya, vaya! Parece que Alergología tampoco se libra del infierno de la residencia. Entrevistando a una Residente de esta especialidad, me soltó algo que me dejó con la mandíbula en el suelo: todos los residentes de su especialidad en su hospital se medicaban con ansiolíticos para aguantar el ritmo de la residencia. Me quedé de pasta de boniato, sobre todo porque, en mis días de R1, me lamentaba de no haber elegido algo más "tranqui" como Alergología. ¡Qué ingenuo era! Resulta que hasta en esas especialidades que fantaseas con cambiar, los Residentes también están en el pozo.

Pero, ¿qué es lo que más les arruina la existencia? Las guardias. Esa mezcla explosiva de responsabilidad, estrés, ansiedad y el placer añadido de tener que lidiar con adjuntos villanos. Vamos, que no es ningún paraíso.


Si no te cuidas tú, nadie lo hará

Esto me hizo pensar. Si estás esperando que alguien se preocupe por ti en la residencia, mejor siéntate porque puede que te vuelvas viejo esperando. A nadie le importa si tienes que tomarte una pastillita para dormir antes de una guardia porque la taquicardia no te deja descansar. Tampoco les importa si no has probado bocado en todo el día porque una avalancha de pacientes te aplastó en Urgencias. Y mucho menos si estás tan hecho polvo con gastroenteritis que llevas pañal solo para poder seguir visitando a los pacientes. Spoiler: a nadie le importa.


Pero, ¿sabes qué? Eso está bien. Porque si estás esperando que venga alguien a salvarte, estás buscando en el lugar equivocado. La única persona que te puede salvar eres tú. Sí, tú mismo, el que se pasa 30 horas sin dormir y aún tiene que aguantar a ese adjunto que se cree que la empatía se perdió en el homo erectus.

Priorízate o prepárate para el KO técnico

No, no hace falta que termines como un héroe trágico. Si no te das espacio, si no te priorizas y te cuidas, esto te va a pasar factura y no precisamente barata. El truco está en que cuando tú estás bien, puedes con todo: el hospital, las guardias, y hasta con los adjuntos villanos. El desgaste emocional y físico de la residencia no es algo que puedas controlar del todo, pero sí puedes decidir cómo gestionarlo.


Cuidarte no es un lujo; es una necesidad de supervivencia. Establece tus propios límites. ¿Comida? Sagrada. ¿Sueño? Intocable. ¿Tiempo para ti? Más necesario que los dos pares de guantes de látex antes de un tacto rectal.

Recuerda: la residencia no es para siempre, pero tu salud sí. ¡Así que, a cuidarte, Súper Residente! Y si los demás te ven raro por ponerte a meditar en mitad de una guardia o tomarte unos minutos para respirar, ¡que les den! Tu salud vale más que sus juicios.


Al final del día…

La residencia es dura, no nos vamos a engañar. Pero si aprendes a cuidar de ti, habrás dado el paso más importante para no solo sobrevivir, sino triunfar. Así que la próxima vez que estés tentado a quejarte de que nadie te cuida en el hospital, mírate al espejo y hazte esta pregunta: "¿Estoy cuidando yo de mí?" Porque, Súper Residente, ese es tu verdadero Súper Poder.

 
 
 

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